Aquella caja, aunque húmeda y vieja, estaba llena de recuerdos, tardes de abril y efímeros sueños; guardada durante años en el viejo baúl de la abuela, ya lleno de polvo, olvidado en el desván, todavía conserbaba ese toque singular, parecía que al ser abierto brillaría su magia, y saliendo de él, volarían hacia la ventan las bellas hadas atrapadas por los encantamientos del olvido. entonces, libres, las hadas pintarían de mágicos colores el blanco y negro de su mundo de papel.
Es una persona sencillamente hermosa. De ojos grises que suelen parecer ausentes, una risa que puede inspirar cualquier cuento, cualquier bella historia de fantasía. Manos suaves que gozan acariciar el viento. Ama el mar tanto como soñar, curioso y aventurero, caballero de armadura y espada. Es el amigo y compañero, ese que disfruta regalando alegría y pintando sonrisas; regala flores, dulces y canciones a escondidas para hacer brillar como estrellitas las almas distraidas... Un día lo vi pasar cerca a mi ventana, de cara sucia y pantalones cortos, tan dulce como un niño, traía un helado ya derretido, con una hermosa sonrisa me tendió su mano, seco mi rostro con su pulgar, sacó un dulce de su bolsillo diciendo: Brezza vamos a volar. Y ahora que ya no está, solo yo se cuanto lo voy a extrañar. Brezza 22-abril-2009
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