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Mis ideas van y vienen. Contemplo los días raspando nubes, corriendo tras las plumas que se lleva el viento. Adorno mi soledad con las violetas que recojo en el camino, afino mi guitarra y canto versos escondidos por el olvido. Escribo sobre el collage de mis sueños sinfonías sin dueño.

Rescato su rostro en mi recuerdo y me sumerjo en las profundidades de mi pensamiento, para pintar pececillos de colores en el viento. Me olvido del tiempo y en un suspiro aguardo repetir nuestro encuentro. Salto charcos, bajo pajaritos de la luna, y regalo susurros de chocolate mientras guardo húmedas estrellas en un pañuelo...

Brezza

Comentarios

  1. que bonitos son los encuentros...me ha gustado tu blog! te sigo!

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  2. Que entrada ¡mas bonita! ... te felicito...

    Magnifico... genial.... ¡volveré!!!

    Un beso

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... y al cruzar la puerta...

Abro mi puerta, alzo la mirada, el paraguas cerrado, me quito las sandalias para sentir el barro, aguzo mis sentidos, en el preludio de la noche danzando con la lluvia sin importar la insolencia de los autos al pasar Oteo dos enamorados en la esquina, un mendigo y su fiel amigo, la vieja del café y su amargura, todos exiguas figuras exhortadas del invierno ante el imponente celaje que oculta las montañas. Brezza, noviembre de 2009

Fresas

En varias ocasiones he mencionado "las fresas", bueno, hace tiempo leí el libro A bald head and a strawberry de Hyung Jin Moon, y allí encontré esta buena historia Fresas . -En los últimos años, mientras Hyung Jin estudiaba tradiciones religiosas, se tropezó con esta antigua parábola, procedente de la tradición del Budismo Zen. Ya entonces sabía de la profundidad de este relato de la fresa, que auténticos maestros Zen le inspiraron-. Hace dos días quise releer el libro, y hoy, por que no compartir estas fresas ... FRESAS Erase una vez un humilde campesino que trabajaba duramente en los campos de arroz todo el día. Un día, se tomó una siesta y cuando se despertó, la noche ya había caído. Se levantó inmediatamente y partió a casa. Interesado en facilitar su vuelta, el campesino decidió acortar atravesando el bosque. Mientras caminaba, los sonidos de medianoche se redujeron a un solitario búho que podía ser oído en la lejanía. Había algo en el aire… El campesino aceleró su pa