Abro mi puerta, alzo la mirada, el paraguas cerrado, me quito las sandalias para sentir el barro, aguzo mis sentidos, en el preludio de la noche danzando con la lluvia sin importar la insolencia de los autos al pasar Oteo dos enamorados en la esquina, un mendigo y su fiel amigo, la vieja del café y su amargura, todos exiguas figuras exhortadas del invierno ante el imponente celaje que oculta las montañas. Brezza, noviembre de 2009
Escribo el corazón inquieto y la voz del silencio.
Se siente el trabajo de dos. Some times camino cerca de aquí y me detengo para leerte un poco.
ResponderEliminarfelicidades Brezza
que lindo lugar ese donde el sol se seca las lagrimas, abriré mis alas dejaré que el viento me lleve hasta allá.
ResponderEliminargracias por compartirlo mi dulce Brezza