La lluvia golpeaba fuerte en su ventana. …y su rostro en la distancia… no le podía escuchar… …su voz se alejaba con el viento, y ya no lo pudo detener, a lo lejos lo pudo ver brillar. En una estrella se colgó y supo que era tiempo… de volver a ser brisa, sonrió… y lloró… Recordó la libertad y quiso volar, el sol brilló, la rosa floreció, …su cielo dejó de llover. Volvió a creer… …Volvió a creer en la alegría, en la paciencia del corazón, en la fuerza del amor… En las lágrimas que no se ven. Trajo sus sueños e ilusiones postergadas casi ya olvidadas, sacó el corazón del ropero, bajó los zapatos de la luna y caminó a paso lento para sentir el viento y reescribir su cuento. En las noches saca sus alas para volar, y busca su brillo en la inmensidad aunque no lo pueda alcanzar… Con una lágrima una sonrisa recordando a quien le enseñó a volar… …a soñar, a amar. Brezza, 09/sep/2009 a Paito Rodriguez, princesa de su mundo de cristal .
Escribo el corazón inquieto y la voz del silencio.